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El miedo a salir a la calle tras el confinamiento se traduce en ‘el síndrome de la cabaña’

  • Foto del escritor: Redacción
    Redacción
  • 12 may 2020
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 24 may 2020

Mariona Tijeras


Tras casi 50 días de confinamiento, volver a salir a la calle no resulta tan sencillo para algunas personas y el miedo les echa atrás, un fenómeno denominado el síndrome de la cabaña.


El constante flujo de información recibido a lo largo de estos dos meses ha generado que la incertidumbre se apodere de nosotros y que en muchos casos derive en miedo. Este sentimiento ha llegado a afectar tanto a niños, jóvenes y adultos, que han desarrollado un seguido de síntomas asociados al desconfinamiento. Aunque su definición sea parecida a la agorafobia, el miedo a los espacios abiertos, el síndrome de la cabaña se relaciona con la ansiedad y palpitaciones que pueden sufrir algunas personas al volver a salir a la calle tras haber pasado un período de tiempo en un espacio cerrado, en este caso, en casas. “Nos referimos a un estado anímico, mental y emocional que se ha estudiado en personas que, tras pasar un tiempo en reclusión forzosa, han tenido dificultades para volver a su situación previa al confinamiento” explica Sandra Isella, psicóloga del Centro Psicológico Cepsim, para el ABC.


Los síntomas de este síndrome van desde sentirse muy cansado, ni con ganas para levantarse de la cama, hasta la falta de motivación. “Pueden ser los compatibles con cualquier fobia o miedo: ansiedad, sudoración en las manos, que el corazón va más rápido... Pensamientos del tipo 'Tengo que salir a la calle, qué me voy a encontrar, cómo me voy a sentir...' provocan sintomatología en muchos casos, y sentimientos que elevan la ansiedad”, comenta Mª Fe Pérez Ascacíbar, psicóloga clínica del gabinete Psicoter para el diario La Rioja. El síndrome de la cabaña produce una mezcla de miedo e inseguridad, muchas veces vinculado al continuo flujo de información que cambia constantemente y que a su vez genera esta inseguridad. “Cuando nos quedamos en bucle dando vueltas a la información que nos llega, se alimenta nuestra ansiedad. Debemos equilibrar la balanza para que no sea ni lo bueno ni lo malo lo que gane protagonismo, sino la objetividad para poder llevar lo mejor posible la situación a la que se refiere”, afirma la psicóloga Sheila Estévez Vallejo para el ABC.

Las personas que pueden padecer este síndrome son aquellas con problemas de autocontrol, que no llegan a tener un trastorno, sino miedos con los que conviven, pero que a su vez les obstaculizan su vida cotidiana

Las personas que pueden padecer este síndrome son aquellas con problemas de autocontrol, que no llegan a tener un trastorno, sino miedos con los que conviven, pero que a su vez les obstaculizan su vida cotidiana. Entre los afectados también se encuentran los que antes del confinamiento tampoco salían a menudo y que presentan problemas a la hora de socializarse. La edad también es un factor decisivo, ya que el colectivo de los mayores, aquellos de sesenta y largos y los abuelos, se consideran población de riesgo y en ocasiones ni han salido a la calle. En la franja de edad opuesta, los niños presentan contradicciones, puesto que “les hemos estado contando que había un bicho en la calle que era muy malo y que no se podía salir porque nos podíamos contagiar, y ahora les decimos que salgan... pero también les seguimos insistiendo en que no tengan contacto con otros niños, que no toquen las cosas... Todo esto les puede generar cierta ansiedad. Aun así, cuando están en la calle de les pasa, ya que salen con un adulto, su figura de apego principal que les da seguridad”, comenta Mª Fe Pérez Ascacíbar.


Nos hemos desacostumbrado a las relaciones sociales y al contacto que teníamos o conocíamos hasta el momento, a menudo caracterizado por abrazos y besos

Haber pasado el confinamiento solos también puede ser un factor que ayude a padecer el síndrome de la cabaña, ya que al haber pasado un periodo de tiempo tan largo aislados puede dificultar la salida a la calle. “El confinamiento, a nivel psicológico, no es fácil y tampoco saludable. Si además de encontrarnos aislados, los hemos pasado solos, esto puede aumentar nuestra vulnerabilidad”, destaca el psicólogo Miguel Ángel Rizaldos para el ABC. Este mismo aspecto provoca de alguna manera nos hayamos desacostumbrado a las relaciones sociales y al contacto que teníamos o conocíamos hasta el momento, a menudo caracterizado por abrazos y besos. Por ello, y ante las advertencias de evitar el contacto, el colectivo que ha pasado la cuarentena solo, decide quedarse en casa frente a esta inseguridad y ansiedad.


Frente al síndrome de la cabaña, los profesionales recomiendan reconocer cuando se tiene miedo, ya que de esta manera lo regulamos y nos enfrentamos a él. “Si hacemos frente al miedo que sentimos, lo hacemos más pequeño. Esta emoción nace porque nos protege, es nuestro aliado, no un enemigo”, explica Miguel Ángel Rizaldos.


En todos los casos y edades, se aconseja salir a la calle de manera progresiva y para evitar que el síndrome permanezca se recomienda a los adultos “marcar pautas pequeñas, que puedan conseguir. Por ejemplo, el primer día, bajar al portal, dar diez pasos y volver. El segundo día, dar algunos pasos más, y así ir avanzando poco a poco”, destaca Mª Fe Pérez Ascacíbar. A su vez, se aconseja aceptar la situación, pero sin someterse a ella. Para ello, Sheila Estévez Vallejo, resalta “seguir haciendo las cosas aprendidas durante este confinamiento”, como las cocina, el deporte en casa o las manualidades, que nos ayudarán a dar sentido a nuestra vida acabado el confinamiento. Frente a este confinamiento, a inicios de la pandemia, la OMS ya hizo publicas unas recomendaciones con tal de cuidar la salud mental de todas las personas, tanto niños como adultos.


Entre los diversos profesionales que en los últimos días han hablado sobre el tema, el psiquiatra Jose Carlos Fuertes ha explicado recientemente en Antena 3 en que consiste, sus riesgos y consejos.



Espejo Público-Antena3





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